De niño me juntaba con amigos debajo de casa y lanzábamos aviones de papel al aire para que compitieran a capricho del viento. Cada ráfaga era una oportunidad para aumentar su tiempo de vuelo, para dejarse llevar en una pirueta o ir directo al suelo.Habíamos probado varios diseños pero usábamos casi siempre el mismo. Era…